Viernes 09 de Diciembre, 2016

Hno. Pedro Ortega SM

 


Agradecemos a todos quienes nos han acompañado durante estos difíciles momentos, por la partida de nuestro querido Hermano Pedro Ortega, SM. A continuación les dejamos las palabras del Hno. José Pascual, superior regional de los marianistas en Chile y hermano de comunidad de Don Pedro.

Acción de gracias por la vida de Pedro Ortega SM

Queridos hermanos marianistas, integrantes de la Compañía de María, de las Hijas de María Inmaculada y de las comunidades laicas marianistas; amigos todos que comparten nuestro dolor y nuestra oración unidos a nuestro Hermano Pedro. Hoy nos contempla desde la presencia de Dios Padre.

Me cuesta y me faltan palabras para expresar todo lo que me gustaría decir en este momento. He vivido en comunidad con Pedro a lo largo de 39 años de mi vida. Son palabras de inmensa gratitud a Dios, porque que la vida de Pedro ha sido un regalo, una gracia de Dios para mí, para mis hermanos marianistas, para su familia, para este país que tanto amaba y para todos nosotros.

Te damos gracias, Señor, por Pedro que recibió el don de la vida hace 81 años, vida que ha sido un don para los demás. Integrante de una familia numerosa y realmente marianista, es el menor de 10 hermanos. Sintió de muy joven la vocación a la vida religiosa siguiendo los pasos de 6 de los 10 hermanos de esa numerosa familia.

Rosa: Religiosa marianista Fallecida.

Anuncia: Religiosa marianista.

David (91 años): Comunidad de Siquem.

Justino (87 años): Comunidad de Pola de Lena.

Otilio: Fallecido a los 82 en Buenos Aires en 2015.

Y Pedro que acaba de partir de entre nosotros y está en las manos del Señor de la Vida.

La lejanía no fue impedimento para tener un contacto a la distancia muy estrecho y frecuente y, especialmente, en las visitas de los dos hermanos fueron oportunidad de reunión de celebración y encuentros.

Hace apenas un año, Pedro vivió muy intensamente la muerte de su hermano Otilio que le antecedía en dos años. Con frecuencia nos contaba cómo se sintió siempre muy cercano a él. En cierto modo siguió sus pasos y estuvieron muy unidos. Guardó como una reliquia la medalla de la virgen y el rosario que recibió de Otilio, objetos entrañables que le han acompañado hasta su último momento.   

Gracias por Pedro, religioso de oración perseverante durante toda su vida, que sin duda se fraguó en el hogar y ambiente familiar. Porque para nuestra comunidad era estimulante ver cómo preparaba de víspera la liturgia de cada día. Con su buen oído y voz potente, se preocupaba de dar sentido a la oración y a las celebraciones litúrgicas y festivas. Gracias también por su testimonio de oración sencilla y cotidiana del rezo del rosario.

Te bendecimos, porque quiso venir muy joven: Como misionero vino de joven a América y esa misión la ejerció con amor y dedicación en cada una de las obras marianistas: IMLP, IL, Noviciado (Hermano Maestro). Al terminar el noviciado en la carta de petición de votos dice así: “desearía realizar esta misión en América, pues hace tiempo que vengo acariciando esta idea. Por tanto, desearía formar parte de la futura expedición de misioneros a Argentina. Por mi parte estoy muy animado y decidido a hacer el sacrificio que ellos supone” (Elorrio, 16 de junio de 1952, tiene 16 años).

Tres años después escribe a sus superiores: “Hice mis primero votos con toda el alma y todo el corazón. Estoy firmemente decidido a seguir en la Compañía de María dedicándome a esta obra de la educación de la juventud que a María es tan grata, para hacerla conocer, amar y servir” (Brandsen 18 de septiembre de 1955, la última frase corresponde al lema de nuestro bicentenario).

Misionero hasta el final animando y colaborando en la catequesis fielmente, animando, aconsejando, ayudando y orientando a las personas y a los grupos.

Gracias por Pedro como servidor de todos. Fue un “Administrador fiel y prudente”, cargo que ejerció en los colegios IL e IMLP y en las comunidades. Siempre con un gran espíritu de servicio, sabiendo combinar la austeridad, por un lado, y también la atención a las personas y el cuidado de los bienes y de las instalaciones.

En las comunidades que integró fue el responsable del oficio de asuntos temporales con la misión de reforzar el espíritu de sencillez y pobreza, promover la justicia social y administrar los bienes de la comunidad con el espíritu del evangelio. Siempre atento a las necesidades de cada uno, anticipándose con gran delicadeza a lo que uno pudiera necesitar y presto para atender a los pobres que suelen llamar a nuestra puerta. 

Te bendecimos por Pedro como persona alegre.

Bueno para la conversación amena y sonriente, combinando la broma, la talla y la seriedad en cada caso. De conversación amena y con frecuencia también personal profunda.

Hombre de detalles: Celebración de acontecimientos, fiestas, cumpleaños con “mesa, misa y camisa”… Muchos recordarán las tarjetitas de saludo en el día de sus cumpleaños que repartía a alumnos y personas del colegio. Detalles entrañables y formas de manifestar el aprecio, cariño y gratitud.

Generoso: Desde el don de su vida para servicio a los demás, como también en la disponibilidad de su tiempo para otros.

Fiel: En su vida y consagración religiosa, en su colaboración con los equipos y personas. En atender las necesidades de los hermanos. Fidelidad que mantuvo desde que sintió la llamada del Señor.

Gracias, Señor, porque Pedro sintió que su vida fue un don tuyo y supo hacer de ella un regalo, un don también para los demás. Así lo he sentido yo y nosotros, sus hermanos. Un don también para todos los que lo han conocido y para todos los que están aquí presentes.

Te bendecimos, Señor, porque nuestra propia vida también es un don que nos das gratuitamente y nos confías la tarea y vocación de ser felices y emplear ese don para el servicio a los demás. La vida se nos da y la merecemos dándola. Te manifestamos toda nuestra gratitud, porque nuestro querido Hermano Pedro nos da ese testimonio. Te alabamos y bendecimos, pues está gozando de tu presencia, Señor, junto a María, nuestra Madre. A ustedes se lo encomendamos y pedimos vuestra protección para que, como Don Pedro Ortega, sepamos dar gratuitamente los dones y la vida entera que gratuitamente hemos recibido.

Hno. José Pascual Pérez

Superior regional de la Compañia de María - Marianistas Chile



 

 

 

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